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“La vida tranquila de la campiña francesa”
Dedicamos este post a nuestra amiga Sandra Sajardo, con quien descubrimos cada rincón del País Vasco francés durante la Semana Santa de 2018. ¡Esperamos que te guste Sandri, un beso! – Ana y Virginia
El País Vasco francés constituye la parte septentrional del País Vasco y está situado en la zona occidental del departamento de los Pirineos Atlánticos, en el área francesa de Nueva Aquitania.
Es una de las regiones más bonitas del Golfo de Vizcaya, en la que se pueden percibir perfectamente los contrastes entre España y Francia. La parte francesa es mucho más bucólica, con pueblecitos preciosos y muy cuidados. En cambio la española, sobre todo en la zona de Navarra, es más auténtica y salvaje.
Diferenciando entre la costa y el interior se observan todo tipo de paisajes: desde las playas rocosas y con animado oleaje perfectas para surfistas hasta los verdes prados.
Hicimos un viaje de 6 días por el País Vasco francés durante las vacaciones de Semana Santa de 2018. A continuación os describimos todas las paradas de nuestro “road trip”. Es un recorrido muy recomendable, pues no solo contemplaréis la belleza de la campiña francesa, sino que también desconectaréis bastante con la vida tranquila y sosegada en esta parte del país, además de, como no, disfrutar de la excelente gastronomía de la zona.
Bahía de Txingudi
Existen tres localidades que se disponen a lo largo de la bahía de Txingudi, localizada en la desembocadura del río Bidasoa al Mar Cantábrico, siendo frontera natural entre España y Francia. Son Hondarribia (también conocida como Fuenterrabía), Irún y Hendaya (ésta última ya pertenece a Francia).
Desde Madrid cogimos un tren hasta la estación de Irún-Hendaya. Se llama así pero el trayecto termina realmente en Irún. Al llegar tomamos un taxi y cruzamos la frontera hasta Hendaya, que está muy cerca, a pocos km. Allí teníamos la reserva para la primera noche.
Hendaya
Tras dejar las cosas en el alojamiento, un apartamento situado en el centro, fuimos a comer algo. Eran ya pasadas las 3 de la tarde y no nos percatamos de que en Hendaya, al estar en territorio francés, los horarios son los de este país…¡por lo que casi todo estaba cerrado!. Al final nos tomamos un sándwich en una pequeña pâtisserie. Si os pasa esto, de todas formas no os preocupéis…por suerte al encontrarse al lado de la frontera con España y tan cerca de Irún, siempre podéis ir allí…¡y comeréis estupendamente seguro!:).
Después de comer, nos dispusimos a conocer Hendaya. Es un bonito pueblo francés situado justo al lado del río de Hondarribia. Sus 3 km de playa de fina arena ofrecen algo para todo el mundo, tanto familias como surfistas. La localidad está también llena de bellas casas de estilo vasco y es el lugar de origen del conocido como estilo neo-vasco. El sitio deleita además con sus cafés y pâtisseries, con un peculiar encanto francés.
En Hendaya os recomendamos que deis un paseo tranquilo, sin horarios ni prisas. Tras ver las callecitas del centro, podréis acercaros hasta la zona de la bahía. Es uno de los puntos más bonitos, desde allí veréis el pueblo vasco de Hondarribia y, bordeándola, llegaréis hasta la playa. Este paseo nos gustó mucho, nos encantó caminar viendo los botes y barcos pesqueros en sus calmadas aguas. A nosotras nos pilló el día nublado, lloviznaba, pero en verano tiene que estar fenomenal.
Por último, también os recomendamos que visitéis el Castillo Abaddia (“Château Abbadia” en francés), situado a las afueras. Fue construido según el diseño de Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc en un estilo neogótico entre 1860 y 1870.
- Vista de Hondarribia desde Hendaya
- Castillo Abaddia, en Hendaya
- Playa de Hendaya
- Vista de la playa de Hendaya desde el Castillo Abaddia
Irún
Tras ver el castillo cogimos un autobús, cruzamos de nuevo la frontera y nos acercamos hasta Irún. Es la segunda ciudad más poblada de Guipúzcoa después de su capital, San Sebastián. Si bien esta localidad española no tiene grandes atracciones turísticas que visitar, ofrece bonitos paseos por el centro urbano. Además destacan, como en el resto de la región, ¡su buen ambiente y sus ricos pinchos!.
Ya estaba anocheciendo así que aprovechamos para probarlos en algunos sitios alrededor de la Plaza del Ayuntamiento. No hace falta decir que en un viaje de este tipo la gastronomía es un punto fuerte, desde luego. Estuvimos en el restaurante “Manolo”, muy cerquita de la plaza, que nos encantó. Muy muy recomendable.
Ya de noche nos dispusimos a volver a Hendaya. Fuimos caminando. La distancia es corta, tardamos una media hora. No nos dio tiempo a ver Hondarribia, la veríamos el último día, antes de coger el tren de vuelta a Madrid.
- Plaza del Ayuntamiento de Irún
Biarritz
Al día siguiente nos levantamos temprano y, tras desayunar en una de las famosas pâtisseries de Hendaya, cogimos el tren con destino Biarritz. En el trayecto se pasa por San Juan de Luz, que por supuesto teníamos pensado visitar, pero debíamos ir primero a Biarritz, ya que allí recogeríamos el coche que habíamos alquilado.
Al llegar, dejamos las cosas en el alojamiento, el cual estaba un poco alejado del centro y nos dispusimos a ver la famosa ciudad. En este enlace tenéis todos los detalles sobre nuestra visita. Como no podía ser de otra manera, en Biarritz aprovechamos para tomarnos una galette en una creperie…¡estaba riquísima!.
Bayona
Al día siguiente, recogimos el coche y ya en él nos fuimos hasta Bayona, la ciudad más importante del País Vasco francés. Nos gustó mucho. En este enlace tenéis una descripción de lo más representativo que podéis visitar allí.
San Juan de Luz
Después de ver Bayona nos acercamos hasta San Juan de Luz, otro de los puntos famosos de la zona e imprescindibles de visitar. Habíamos leído sobre la belleza de este pequeño pueblo costero y la verdad es que cumplió con nuestras expectativas.
En San Juan de Luz estuvimos dando una vuelta. El día estaba soleado y fue muy agradable. La zona del puerto, con todos los barquitos amarrados, es preciosa. Aprovechamos además para tomarnos un café en una terraza.
- En San Juan de Luz
La playa de San Juan de Luz es larga y bonita. Pasear por ella, con el día que hacía, fue estupendo. Nos relajamos mientras observábamos el paisaje y la animación del paseo marítimo.
- Playa de San Juan de Luz
Tras esta maravillosa visita nos dirigimos al interior, a la pequeña localidad de Ayherre, que es donde teníamos el alojamiento. ¡Una casa rural preciosa!. Ese día además cenamos fenomenal, en el restaurante Gozategia. Posee una terraza acristalada desde donde se contempla la espectacular panorámica de la preciosa campiña francesa. Este paisaje, nos acompañaría durante todo el viaje.
La Bastide-Clairence
Al día siguiente nos levantamos temprano y, tras desayunar divinamente en la casa rural, nos dirigimos a visitar La Bastide-Clairence. Clasificada entre los pueblos más bellos de Francia, esta magnífica bastida navarra del siglo XIV posee un encanto increíble…La pintoresca plaza central con arcadas, las típicas casas blancas con entramado de color rojo y los numerosos talleres de artesanía artística la convierten en un destino muy solicitado. La imponente iglesia destaca por el cementerio prado repleto de lápidas funerarias y por su interior adornado con tres pisos de galerías de madera.
Nos dimos una vuelta por el pueblo y nos encantó. Era primera hora de la mañana y no había apenas gente por las calles, pero eso no restó magia al lugar.
- Casas típicas de La Bastide-Clairence
Saint Etienne de Baigorry
Nuestra siguiente parada fue el pequeño pueblo de Saint Etienne de Baigorry. Sus casas vascas típicas y su espléndida iglesia de San Esteban, con un retablo barroco de interés, un órgano Rémy Mahler y tres pisos de galerías de madera, hacen de esta localidad un bonito lugar para pasear. Allí aprovechamos además para tomar un chocolate en la Chocolatería Laia, que habíamos leído era muy recomendable.
Otra de las atracciones de este pueblecito francés es su puente de piedra, que, junto con el verde entorno, constituye una estampa preciosa.

En esta pequeña localidad también sacamos fotos muy bonitas. Nos llamaron la atención los pétalos de rosa caídos sobre la carretera.

Saint-Jean-Pied-de-Port
Tras visitar Saint Etienne de Baigorry, cruzamos la frontera y comimos en España. La panorámica que se divisaba desde la sinuosa carretera era espectacular. Repusimos fuerzas y nos dirigimos hacia nuestro siguiente lugar marcado en el mapa.
Saint-Jean-Pied-de-Port (San Juan de Pie de Puerto) estaba entre nuestros puntos de interés desde que empezamos a planear el viaje. Este lugar, conocido por ser el comienzo oficial del Camino de Santiago francés, es uno de los más famosos del País Vasco francés.
San Juan de Pie de Puerto es un pequeño pueblo situado junto al río Nive, a tan solo 8 kilómetros de la frontera española. La localidad está en el paso de Roncesvalles en la base de los Pirineos y de ahí recibe el nombre de “a pie de puerto”.
En San Juan os recomendamos que os deis un paseo tranquilo, observando cada bello rincón. Está llena de monumentos y comercios artesanos. Posee una ciudadela que domina toda la ciudad, desde una altura mayor de 70 m. Desde la misma las vistas son preciosas. En ella destaca La puerta de Santiago, catalogada como patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Constituye la entrada histórica de los peregrinos en ruta hacia Compostela por lo que debe su nombre al paso de todos los que hacen el Camino de Santiago.
- Vista de San Juan de Pie de Puerto desde la ciudadela
Tomamos unos exquisitos crepes para cenar. En San Juan de Pie de Puerto hicimos noche, en la casa de una familia francesa que alquilaba habitaciones. Fue estupenda la convivencia con ellos. Además, ¡aprovechamos para practicar un poco con el francés!:).
Sare
Al día siguiente nos levantamos temprano y, tras tomar un buenísimo desayuno con la familia con la que estábamos, cogimos el coche y nos dirigimos a conocer otros pueblos que gozan de gran fama en el País Vasco francés. Uno de ellos es Sare. Fue el primero que vimos ese día.
Sare es una localidad muy pequeña, que conserva el encanto propio y la estética de toda la zona. Vimos de nuevo las casitas rojas y blancas, tan características y comunes por toda esta parte de Francia.
- Calle en Sare, con las casas típicas del País Vasco francés
Ainhoa
Cercano a Sare, Ainhoa es otro de los pueblos famosos del País Vasco francés. Se trata de una lugar pequeño, básicamente formado por una sola calle. Las casas son de nuevo el ejemplo perfecto de la arquitectura local, caracterizadas por la piedra expuesta en las esquinas y las contraventanas de madera en vivos tonos rojos o verdes. El camino de Santiago cruza también Ainhoa. Se trata además de un buen lugar base para las numerosas rutas de senderismo de los alrededores.
El centro de Ainhoa se encuentra justo al lado de la calle principal y está formado por tres de los elementos más tradicionales de cualquier pueblo vasco: la iglesia rodeada por el cementerio y, al lado, el frontón.
Cuando estábamos visitando Ainhoa de repente se puso a llover muchísimo…¡bueno es que nos granizó!. Fue algo repentino y propio a lo mejor quizás también de la fecha. Era recién entrada la primavera y, en esta zona, hasta el mes de Junio, es normal que llueva. ¡Por algo los prados son tan hermosos y verdes!.
- Calle de Ainhoa
Erratzu y la cascada del Xorroxin
Tras visitar Ainhoa decidimos cruzar la frontera de nuevo y pasar a Navarra, en España. Nos apetecía hacer alguna ruta de senderismo, así que nos dirigimos hacia Erratzu, en la zona del Baztán, donde está la cascada del Xorroxin. Dejamos el coche en el pueblo y comenzamos la ruta, que dura alrededor de 1 h aproximadamente hasta la cascada.
Este recorrido constituye uno de los senderos más sugerentes y atractivos de Baztán, un refrescante paseo entre hayas y castaños que nos habla de antiguos seres mitológicos y en el que se intenta compatibilizar su tirón turístico con los usos tradicionales del entorno. Al final del camino llegaréis a la cascada del Xorroxin. Con el rumor del agua, entre musgos, líquenes y helechos y el entorno, viviréis un momento precioso.
Nos gustó mucho la ruta y nos sirvió para hacer algo de ejercicio…¡no hacíamos más que ir en coche y comer!:).
- Cascada del Xorroxin
Urdax
Con la visita a la cascada llegó el mediodía, así que nos dirigimos a la cercana localidad de Urdax, famosa por su cueva. Otras atracciones son el monasterio de San Salvador y el molino. Tras darnos un paseo por este bonito pueblo navarro, mucho más salvaje y auténtico que los franceses que habíamos visto en los días anteriores, comimos en el restaurante Monxto, uno de los más conocidos del lugar. Habíamos leído buenísimas referencias y no nos defraudó. Estaba todo buenísimo. De nuevo disfrutamos con la gastronomía de la zona.
Después de comer, nos dispusimos a ver la cueva, para la cual las visitas son guiadas y en grupos. Se trata de una cueva, llamada cueva de Ikaburu, que se originó hace unos cientos de miles de años gracias a la continua erosión del río Urtxume. La visita por sus galerías os adentrará en un mágico universo de estalactitas y estalagmitas. Según la leyenda, aquí habitaron las lamias, cuyas voces parecen escucharse a través de los ecos del arroyo que discurre por su interior. ¡Una visita que sin duda recomendamos!.
- Interior de la cueva de Ikaburu, en Urdax
Cerca de Urdax también se encuentran las famosas cuevas de Zugarramurdi. No nos dio tiempo a verlas pero dicen que son asimismo muy recomendables.
Espelette
Con la fantástica visita a la cueva de Urdax todavía en la cabeza, cruzamos de nuevo la frontera a Francia y pusimos rumbo hasta el pueblo de Macaye, donde teníamos reservado el alojamiento para esa última noche. Se trataba de un hotel rural precioso y muy cuidado, en medio de nuevo de la campiña francesa. Estaba alejado completamente del poco ruido que hay por esta zona y reinaba una inmensa tranquilidad. Un lugar en el que sin duda repetiríamos.
Tras descansar un poco, nos dirigimos al último pueblo que teníamos marcado en esta zona para ver: Espelette. Es conocido, entre otras cosas, por sus pimientos, ¡deliciosos!.
Espelette es una parada obligada en vuestro viaje por el País Vasco francés. Bastante turístico, este encantador pueblo encierra entre sus calles la estética propia de la zona. Como no, debéis disfrutar de la gastronomía. En nuestro caso, aprovechamos para tomarnos una pizza de pimientos, ¡estaba riquísima!. Y como no podía ser menos también nos tomamos un crepe de chocolate como postre…¡siempre recordaremos Espelette por lo bien que cenamos allí!.
- Calle en Espelette
Hondarribia
Como cada día, el último del viaje también nos levantamos temprano. El desayuno en el hotel rural fue de lo más variado: quesos, mermeladas, distintos panes…¡todo exquisito como siempre!.
Tras desayunar, nos dirigimos hacia Biarritz de nuevo, donde dejaríamos el coche. Allí cogimos el tren hasta Hendaya, el mismo trayecto que habíamos hecho a la ida. Al llegar nos recogieron unos amigos que viven en San Sebastián, con los que habíamos quedado para tomar algo antes de volver a Madrid.
Nuestra última visita fue el pueblo vasco de Hondarribia (también llamado Fuenterrabía), que no nos había dado tiempo a ver el primer día del viaje.
¿Qué ver en Hondarribia?
En Hondarribia hay distintos puntos de interés que visitar. Darse un paseo por allí si además hace buen tiempo, como era el caso, es un auténtico placer.
Su casco viejo está lleno de encanto, rodeado de una muralla medieval, la única de la provincia de Guipúzcoa. La puerta de Santa María es la puerta principal de acceso al recinto amurallado.
Es muy destacado el barrio de La Marina. Su calle más importante, la de San Pedro, está llena de restaurantes y se encuentra flanqueada por las típicas casas de pescadores con blancas fachadas, vigas y balcones de madera pintados de distintos colores: verde, azul, amarillo, etc. Como curiosidad os contamos que por tradición los pescadores pintaban sus casas con los mismos colores que pintaban sus barcos. De este modo todos sabían a quién pertenecía cada casa ;).
Otro punto para visitar en Hondarribia que merece mucho la pena es el Santuario de la Virgen de Guadalupe, no solo por el propio encanto del lugar sino también por las vistas que hay desde el mirador.
La ermita y santuario católico se sitúa en el monte Jaizquíbel y apareció por primera vez en un documento datado del 1526. Se cuenta que el marino Juan Sebastian el Cano donó seis ducados dorados a esta ermita. Además, ha sido protagonista de muchos acontecimientos a lo largo de la historia de esta región. Nos tomamos el aperitivo en La Cantina de Guadalupe, muy cerca del Santuario. La panorámica desde allí, era espectacular.
- Santuario de la Virgen de Guadalupe
Hondarribia es uno de los pueblos más bellos del País Vasco por muchas razones: sus plazas adornadas con bonitas flores que se exhiben en sus balcones, las calles adoquinadas, las construcciones en madera, además de por supuesto el buen ambiente que lo acompaña…y como no…¡¡se come fenomenal!!. Todo ello hace esta visita imprescindible si estáis por esta zona.
Tras conocer Hondarribia tomamos el tren en la estación de Irún con destino Madrid.
Así terminó nuestro “road trip” por el País Vasco francés. Un viaje que nos gustó bastante y del que sobre todo destacamos la impresionante gastronomía de la que podréis disfrutar.
Transporte en el País Vasco francés
Como ya comentamos el viaje que proponemos es en coche, siendo la mejor manera de poder llegar a cada pueblo y punto de interés. Las carreteras están bastante bien y todo está perfectamente comunicado. Los paisajes que se observan en el trayecto, son preciosos: inmensos prados verdes con las pequeñas casitas típicas esparcidas en distintos lugares.
Nosotras preferimos llegar en tren desde Madrid hasta la frontera y recogimos el coche en Biarritz, pues no hay muchos sitios con disponibilidad de alquiler ya dentro de Francia por esta zona. No fue un inconveniente, pues como hemos dicho llegamos hasta Biarritz en tren sin problema. Otra opción es recoger el coche en San Sebastián, pero cuando miramos ya no había disponibilidad. Os recomendamos que este tema lo miréis con tiempo. Por supuesto podéis ir directamente en coche desde vuestro punto de origen y os ahorráis todos estos trámites.
Información general de Francia
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