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“Uno de los puntos más bellos de Tenerife”
Situada a las faldas del Teide, La Orotava pertenecía antes de la conquista de la isla al reino de Taoro, el más rico de la isla de Tenerife. Poco después de la conquista española, el valle de La Orotava fue poblado por andaluces, y en el siglo XVI se construyeron en él diversas iglesias y mansiones que recuerdan, por sus bellos trabajos en madera, a los edificios construidos por los árabes en Andalucía. Tras independizarse de San Cristóbal de La Laguna en 1648, La Orotava inició un rápido desarrollo. En la actualidad es una de las ciudades más bellas del archipiélago canario.
¿Qué ver en La Orotava?
La Orotava es una de las ciudades antiguas mejor conservadas de Tenerife. Los que la visitan quedan cautivados por sus estrechas cuestas adoquinadas y sus bellas casas de los siglos XVII y XVIII. Éstas lucen bellos balcones de maderas nobles talladas, quintaesencia de la arquitectura canaria.
La mayor parte de los edificios de interés, todos ellos muy bien señalizados, se encuentran en el pequeño casco antiguo. A continuación os enumeramos los principales puntos que no os podéis perder en La Orotava.
Iglesia de la Inmaculada Concepción
La Iglesia de la Inmaculada Concepción es sin lugar a dudas un sitio muy especial. La grandeza de su interior, en el que se encuentran tallas de madera de Fernando Estévez, José Luján Pérez y otros destacados artistas isleños, se ve realzada por la música de Mozart, que suena durante todo el día.
La iglesia original, construida en el siglo XVI, fue destruida por sendos terremotos en 1704 y 1705. La capilla actual, de tres naves, es el resultado de la meticulosa restauración llevada a cabo entre 1768 y 1788 por los arquitectos Diego Nicolás y Ventura Rodríguez, los artífices de esta bella muestra del barroco canario, inspirada a su vez en la arquitectura sacra iberoamericana. En 1940 la iglesia fue declarada Monumento Nacional.
Carrera Escultor Estévez
En centro de La Orotava se compone de un entramado de calles, Doctor Domingo González García, San Francisco y Carrera Escultor Estévez entre otras, que discurren en semicírculo por el casco antiguo de la ciudad.
Bellas casonas, en su mayoría de la segunda mitad del siglo XIX, flanquean estas calles que ascienden serpenteantes hacia la plaza del General Franco. En la oficina de turismo, situada en el nº2 de Carrera Escultor Estévez, proporcionan planos de la ciudad con los principales lugares de interés de esta calle. También conviene detenerse en el Pueblo Guanche, un museo etnográfico. Además de la exposición hay una tienda de artesanía y comida además de un restaurante.
Plaza del Ayuntamiento
En el Corpus Christi, esta agradable plaza situada en el centro mismo del casco antiguo y dominada por el edificio neoclásico del ayuntamiento, se convierte en el centro de las celebraciones religiosas. Las losas de la plaza se cubren con singulares alfombras de colores confeccionadas con ceniza volcánica, tierra y arena. Por toda la ciudad se venden postales y fotografías de estas obras de arte efímeras que los turistas suelen comprar como recuerdo.
Palacio Municipal
El Ayuntamiento de la ciudad está ubicado en un edificio del neoclásico tardío construido entre 1871 y 1891. El edificio cuenta con una sencilla y austera fachada. En su bóveda están pintados los escudos heráldicos de otras ciudades de Tenerife y figuras alegóricas de la Agricultura, la Historia, la Ética y el Derecho. En su patio crecía el drago más grande y antiguo del archipiélago canario, destruido en 1868 por una devastadora tormenta.
Hijuela del Botánico
El jardín botánico de La Orotava fue creado en 1923 a partir de brotes y esquejes del jardín botánico de Puerto de la Cruz, famoso en todo el archipiélago. De ahí que se le pusiera el nombre de Hijuela del Botánico.
Aunque relativamente pequeño, este florido jardín cuenta con unas 3.000 especies entre plantas tropicales y subtropicales.
Plaza de la Constitución
Éste es un buen lugar para sentarse a contemplar la ciudad desde sus confortables cafés y bares, animados a partir del atardecer. Testigo del pasado mercantil de la localidad, la plaza posee una terraza arbolada con una bella vista de los edificios. La combinación de los multicolores tejados y las esbeltas torres de las iglesias crean una bonita estampa de la ciudad y el valle.
Iglesia de San Agustín
El lado norte de la Plaza de la Constitución está ocupado por la iglesia y abadía de San Agustín (siglo XVII). Este edificio luce una bella fachada con un pórtico renacentista barroco. El templo guarda objetos de valor y luce un techo de artesonado de madera. La abadía alberga en la actualidad un conservatorio de música.
Calle Tomás Zerolo
Prácticamente todas las calles y callejuelas de La Orotava poseen algún interés. La calle Tomás Zerolo, que atraviesa la parte baja del casco antiguo, no podía ser menos. En ella se encuentra el antiguo Convento de Santo Domingo, que alberga un museo de artesanía iberoamericana y, frente a éste, la Casa Torrehermosa, un caserón del siglo XVII que perteneció a la familia de Los Hermosa. Aquí se encuentra una empresa de artesanía compuesta por un pequeño taller y un museo de artesanía regional.
Casa de los Balcones
La Casa de los Balcones o Casa de Fonseca es uno de los edificios más emblemáticos de La Orotava. Posee una fachada de tonos claros con una maciza puerta tallada, elegantes ventanas y grandes balcones de teca. Su sombreado y frondoso patio está rodeado por sendas galerías en la primera y segunda planta que descansan en esbeltas columnas de madera.
Construido entre 1632 y 1670, el lugar alberga un pequeño museo de arte y artesanía canaria donde el visitante puede contemplar y adquirir bordados, encajes y cerámica, trajes regionales y multitud de recuerdos.
Casa del Turista
Frente a la Casa de los Balcones se encuentra la Casa del Turista o Casa de Molina, una magnífica casona canaria que perteneció a una próspera familia. Junto con la Casa Mesa y la Casa de los Lercaro, del siglo XVII, forman el conjunto de las Doce Casas. Similar en estilo a la Casa de los Balcones, se diferencia de ésta en que data de una época anterior (1509). También en ella hay una exposición y una tienda de artesanía local. Entre las obras expuestas destaca una escena religiosa realizada con arena volcánica coloreada, del tipo de las que se realizan durante el Corpus Christi y que han dado fama a la ciudad. Desde las terrazas de la parte trasera del edificio se contempla una bella vista del valle de La Orotava.
Iglesia de San Francisco
Situada en la Plaza de San Francisco, la iglesia del mismo nombre posee un pórtico barroco en su exterior.
El templo sirve de capilla del anejo Hospital de la Santísima Trinidad, ubicado desde 1884 en el convento de San Lázaro (s. XVIII). El interior no se puede visitar. En el torno de la puerta dejaban a los niños expósitos para que los cuidaran las monjas.
Molinos de Gofio
La calle de San Francisco desemboca hacia el sur en la vía Doctor Domingo González García, en la que existen varios molinos de Gofio (una mezcla de trigo, maíz y cebada tostada) de los siglos XVII y XVIII, uno de ellos aún en funcionamiento. En él el visitante puede contemplar el proceso completo de elaboración de la harina y también adquirir el producto final. En una dependencia se ilustra cómo se elabora la harina antes de la introducción de la maquinaria eléctrica.
Iglesia de San Juan Bautista
La Iglesia de San Juan Bautista es una capilla de una nave que data del siglo XVIII. En su modesta fachada, que posee un enorme campanario, nada hace presagiar la magnificencia de su interior. Su bello artesonado de madera y los ricos ornamentos de su interior, entre los que destacan tallas de Luján Pérez y Fernando Estévez, y unos bellísimos altares, convierten esta iglesia en un preciado monumento.
Delante de la capilla hay un busto del presidente venezolano Rómulo Betancourt (1909-1981).
Museo de Cerámica Casa de Tafuriaste
La pasión de los isleños por la cerámica era ya muy fuerte antes de la llegada de los europeos y se ha mantenido viva hasta la actualidad, sobre todo entre la población de La Orotava. Tanto las piezas sencillas, inspiradas en la tradición guanche, como las de estilos más modernos, son especialmente populares entre los visitantes.
El Museo de Cerámica de La Orotava alberga interesantes piezas. Se encuentra situado en la Casa de Tafuriaste, una restaurada casona canaria del siglo XVII que está a 2 km al oeste del casco antiguo, en la carretera La Luz-Las Candias.
La primera planta contiene una bella e interesante colección de cerámica antigua compuesta por cerca de 1.000 vasijas procedentes del archipiélago y la Península. En la planta baja hay un taller de cerámica donde se observa a los alfareros moldear cuencos y jarrones. La tienda de regalos cuenta con un amplio surtido de artículos.
Liceo de Taoro
Por encima de la Plaza de la Constitución se alza el antiguo Liceo, un bonito edificio rodeado de un jardín centenario muy bien cuidado. En la actualidad es un club con elegantes salas de recepción, bar (solo para socios), sala de juegos y biblioteca.
Jardín Victoria
Contiguo al Liceo de Taoro se encuentra el decimonónico Jardín Victoria, un paraje con bancales de bellas flores y palmeras situado en un barranco poco profundo, en cuya base discurre un arroyo. El elemento arquitectónico más destacado del jardín es el Mausoleo de Diego de Ponte y Castillo, de mármol de Carrara.
Antiguo Convento de Santo Domingo
En los alrededores del casco antiguo de La Orotava se alza el antiguo Convento de Santo Domingo, construido entre los siglos XVII y XVIII. Su iglesia, de tres naves, luce un artesonado policromado. El resto de las dependencias están distribuidas alrededor de un patio con bellos balcones apoyados en columnas de madera. Dichas salas forman parte del Museo de Artesanía Iberoamericana. Esta galería etnográfica contiene instrumentos musicales tradicionales, como el timple canario, una guitarra pequeña y de cinco cuerdas y bellos muebles isleños.
Mirador de Humboldt
A 5 km al oeste del Museo de la Artesanía Iberoamericana se encuentra el espléndido Mirador de Humboldt, desde donde se contempla todo el Valle de La Orotava. El mirador toma su nombre del geógrafo, viajero y naturalista Alexander von Humboldt, que visitó Tenerife en 1799.